La sabiduría de nuestros actos

quien deja su lugar habitual y pone un paso en el camino, en ese momento inicia una nueva aventura

Los animales me gustan y me intrigan.  Parecería que en sus conductas hubiera una sabiduría oculta que les ha permitido sobrevivir, afianzarse como especie; que el lema de las hormigas es: "Lo que sea, pero todas juntas"; el de los zopilotes: "Demos una vuelta más para que nuestro alimento esté mejor sazonado", y el de las arañas: "Hagamos una red para colar el viento". Observo a los animales y me sorprendo; creo encontrar en ellos diferentes tipos de sabiduría, algunas sencillísimas como la del sapo: "Si es más pequeño que yo, me lo como, si es de mi tamaño me apareo, y si es más grande que yo, huyo".

Y sobre los humanos, me resulta muy difícil, por no decir imposible, encontrar la sabiduría que está implícita en sus conductas. Quizá eso se deba a que pertenezco a la misma especie, pero no sé. Aunque la frase que más explica a los humanos sea: "Primero yo, después yo y siempre yo", no consigo dar con ese común denominador que se oculta tras sus actos.

Ante la complejidad sobre este asunto, yo prefiero citar aquí la sabiduría más compacta que conozco, esa quintanilla de frases que aparecen en el primer aforismo de Hipócrates: "El arte es largo, la vida breve, la ocasión fugaz, la elección difícil y la experiencia peligrosa".

Lo que hay que aprender en el arte, la técnica, el conocimiento... es tan  vasto que no sólo resulta imposible dominarlo todo, sino que ni siquiera logramos abarcar esa grandísima área del quehacer de aquello en lo que nos especializamos; "el arte es largo" alude a la ignorancia incurable de los seres humanos y a la recomendable humildad que conviene adoptar en consecuencia.

La vida podrá parecer larga o, incluso, muy larga a quienes acaban de nacer o a quienes el estrés del trabajo les hace sentir las horas como milenios; pero como todo plazo se cumple, como no hay manera de impedir que el tiempo siga, un día fatalmente la vida terminará, y cualquiera que haya sido su duración, será insignificante frente a la eternidad.

En la complicada maquinaria que es el mundo, son tantos los factores que deben coincidir para que se nos dé una oportunidad de algo, y encima la alineación de las cosas es tan instantánea y fugaz que descubrimos la oportunidad cuando ya pasó. "La ocasión es fugaz" es una advertencia para vivir en estado de alerta.

Elegir cuando es muy clara la preferencia por alguna de las opciones no es elegir propiamente: la ventaja de una de las vías hace que la otra ni siquiera se considere. Sólo cuando las dos opciones están parejas, cuando elegir implica perder (con toda la carga que esta palabra tiene) es cuando realmente se elige, y por ello elegir siempre es difícil.

Normalmente se interpreta la última frase de este aforismo apuntando que la experiencia es "engañosa"; yo prefiero el adjetivo peligrosa, porque da la experiencia un sentido más vital. "La experiencia es peligrosa " me dice que quien deja su lugar habitual y pone un paso en el camino, en ese momento inicia una nueva aventura. Literalmente, quien experimenta se coloca frente que lo que venga, a la novedad del camino. Ahí está el peligro, porque es lo desconocido: pero también la posibilidad de algo nuevo y valioso.

No sé si con esta sabiduría habríamos conseguido definir la sabiduría de nuestra especie, pero de lo que sí estoy seguro es de que si estuviera detrás de los actos de una persona, sería más verdaderamente humana.

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